Hoy salí de mi mundo personal, ese ratito del dia en que estoy sumergida en mis pensamientos, en mi música, me saqué los auriculares y escuché la realidad mientras viajaba en colectivo.
Volví de la facultad en el 621 a las 17.30. Viaje parada porque a esa hora es imposible conseguir asiento, aunque a mitad de camino se desocuparon varios pero preferí quedarme con la comodidad de mis patitas.
En fin, esa realidad que siempre había evitado con mis auriculares, hoy la pude escuchar. Universitarios hablando del fin de semana, una mujer aparentemente de 60 hablando de un casamiento, y una beba hermosa, de ojos claros como dos monedas me miraba y se reía, eso fue lo más tierno mientras oía que decía algo muy parecido a "papá".
Bajé en Ramos Mejía como siempre y caminé esa cuadra en el frío, calculando cuántos minutos tendría que esperar el colectivo que me llevaría a casa. Llegué a la parada, había una fila que me hizo dar cuenta que volvería a viajar parada pero no me molestó tampoco. Un hombre que me dejó subir primero que él, yo agradecida porque me estaba congelando. "$1.50" al colectivero y me sente en la baranda para discapacitados.
Siempre me plantee qué pasaría si subiera una persona en silla de ruedas al colectivo... ¿la ayudarían? Supongo que sí. Aunque nunca vi ningun caso, por eso me siento ahí.
Me miré en la puerta... parecía un muñeco de nieve con tanta ropa que tenía encima, aunque puedo decir que me quedaba bien, bah creo.
Estación de Haedo, empezó a sonar una canción que yo me dije: "¿¿Justo ésta tenía que sonar ahora que me estoy por bajar??" Pero por suerte, terminó ANTES que tocara el tiembre para bajarme.
No hay nada más lindo que viajar en colectivo y comparar la situación con la canción ELEANOR RIGBY de fondo.
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